Porque la cosa no es de ahora.
Cada vez que ETA, sus secuaces, sus herederos, sus amigos o la señora madre que los parió dice lo que llevan diciendo sesenta años, siempre hay idiotas que se escandalizan. O, mejor dicho, que hacen gala de la más exquisita hipocresía, porque nadie puede ser tan tonto, durante tanto tiempo, de forma natural.
Vean, si les place, mi opinión al respecto en El Correo de España.
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