Las que ayer contempló -tan obnubilado como es natural es él- el señor Sánchez mientras una apisonadora las destruía por considerárselas culpables de los crímenes de ETA.
Como quiera que no he llegado al punto de pensar que un arma delinque por sí misma, me ha parecido puntualizar que quienes cometen delitos son, en primer lugar, los propios criminales; y en segundo, sus cómplices.
Si: esos mismos que ahora, y desde hace cuarenta años, gobiernan.
Véanlo, si les parece oportuno, en El Correo de España.
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