Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 9 de septiembre de 2010

SOBRE INFLEXIBILIDADES COMPETITIVAS.

Porque -lo dice la prensa en general, pero ahora me quedo con La Gaceta- España ha perdido puestos en la lista mundial de competitividad, situándose en el número 42º en el Informe de Competitividad Global 2010-2011, elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM), presentado este jueves en la ciudad de Pekín.
Y todo ello, en opinión del dicho foro, por "la alta inflexibilidad del mercado laboral," lo que según los economistas "desalienta la creación de trabajo".
Claro: lo que incentiva la creación de trabajo para estos organismos plutocráticos es la posibilidad de coger a un trabajador por horas o minutos -palabra que he visto contratos por minutos, que no es coña-, y pagarle un sueldo de mera manutención. Eso es lo moderno, lo liberal y lo progresista.
Obviamente, no me voy a molestar en llamar a estos economistas de los foros económicos, los fondos monetarios y la leche en verso las cuatro cosas que en mi modesta opinión merecen. Simplemente porque no merece la pena gastar en ellos tres o cuatro palabras de buen calibre. Solamente voy a pedir que me expliquen como, en la época de Franco -cuando uno empezaba a trabajar en una empresa y se jubilaba en ella salvo que se fuera voluntariamente a otra por mejorar-, llegó España al noveno puesto de la economía mundial.
Así lo dejo. Que empiecen a explicarse.
Si pueden.

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