Debo a mi camarada Martín un dicho que -en las contadas ocasiones en que no prefiero la artillería dialéctica- me permite decir lo mismo con cierta elegancia semántica. Consiste en declarar que tal o cual cosa no la voy a hacer -o pensar, o decir- por motivos otorrinolaringológicos y sexuales; o sea: que no me sale de las narices ni de... bueno ya se imaginan. Vaya esto como explicación del título.
El tocamiento de narices corresponde -como casi siempre últimamente- a los separatistas catalanes, con un leve añadido de los baskos. Y consiste -lo dice El Mundo- en la declaración acerca de considerar una cierta provocación -caso de la señora presidenta del Parlamento regional catalán, Nuria de Gispert-, o "fuera de lugar" y que "más que apaciguar" parecen "estimular" lo que "pretende soslayar" -en el caso del portavoz del Gobierno basko, Josu Erkoreka- las declaraciones del Ministro de Defensa durante la Pascua Militar.
El señor Morenés -no vayan a creerse los que desconozcan sus declaraciones- dijo que los militares “mantienen el ánimo firme y sereno, sin atender a absurdas provocaciones, y cumplen calladamente con su deber”. En El País lo tienen.
O sea: que el señor Ministro de lo que queda de Defensa, que no es mucho, no hizo en su alocución sino emular a aquél desgraciado general Batet, cuando recomendó a sus subordinados ser ciegos, sordos y mudos ante las ofensas a la Patria y al Ejército.
Y uno se pregunta qué hubiera pasado si el señor Morenés no se muestra tan comedido, críptico, plano y acongojado, sino que dice claro, alto y por derecho que los militares no están al servicio de los partidos políticos que gobiernen en cada instante, sino al de España, y que su deber -ese al que hizo referencia- viene determinado, si no se atreve a ir más allá, por la Constitución, que les encomienda claramente la defensa de la integridad territorial.
También se pregunta uno si esto -tan democrático, tan evidente, tan obediente al poder civil constitucional- lo hubieran dicho los anteriores ministros de Defensa no hubiera cambiado la circunstancia actual. Porque al final va a resultar que, precisamente los que desde 1978 estamos en contra de esta mierda de Constitución, somos los únicos que la queremos cumplir mientras no sea posible cambiarla.
Acabo de dejar un comentario pero no se si ha quedado registrado. Quería dar a conocer este enlance. Creo que hay que buscar sumar, encontrar el minímo común denominador:
ResponderEliminarhttp://infocatolica.com/blog/reforma.php/1211081048-lo-peor-no-es-la-constitucion
¡Por Dios, por España!.
Un saludo.