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sábado, 31 de octubre de 2009

SOBRE MATAR AL MENSAJERO.

El magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska ha propuesto en unas jornadas sobre Prensa y Justicia en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, que se amplíe la penalización a los periodistas que divulgan sumarios secretos.
Añade que, hasta ahora, solamente se actúa contra jueces, fiscales o funcionarios judiciales que violen el secreto.
Para ser sincero, desconozco las penas impuestas a jueces, fiscales o funcionarios por la filtración de sumarios declarados secretos. Y ahí es donde habría que buscar, porque el periodista está en su derecho -y hasta obligación- de informar de la información que le ofrecen.
En esto, don Fernando, resultan de aplicación aquellos versos de Quevedo: arrojar la cara importa, que el espejo no hay de qué.

SOBRE LA ENSEÑANZA DE GABILONDO.

Gabilondo el rebotado, no el farsante; aunque bien visto, allá se van el uno y el otro, que farsantes son ambos, y rebotados los dos.
Gabilondo, el Ministro, propone -lo dice La Gaceta- que la educación obligatoria sea hasta los 18 años. Con eso, y las más que probables repeticiones de curso, se ponen los mozos y las mozas cerca de los 20 años. Y luego, a la Universidad, otros cinco si no son más.
Lo que hay que hacer para reducir las listas del paro, ¿verdad, don Angel?

SOBRE LOS SIMULADORES.

Pues no, lo siento. No les voy a hablar de los cenutrios que simulan ser gobernantes; ni de los PijoProgres que se mimetizan de católicos y españoles; ni de los mamarrachos acurrunchados con las últimas esquirlas del fenecido muro de Berlín, que finjen ser progres; ni de las vivas no humanas que abortizan -esto es, apologizan el aborto- a caño (ojo al leer) abierto, emulando sin categoría a un doctor Mengele de pacotilla.
No les voy a hablar de alcaldes prevaricadores, concejales cohechistas y asimilados sinvergüenzas sin graduación. Ni siquiera del señor Garzón.
Les voy a hablar de la gran innovación establecida en Colmenar Viejo, pueblo de la provincia de Madrid, a efectos de mejorar la preparación de su policía. Innovación que consiste -20 Minutos, edición papel, pág. 5, 29/10/09)- en un sistema virtual, con el cual los agentes ven una pantalla que capta sus disparos con láser.
No soy acérrimo jugador de simuladores, y tampoco puedo presumir de mucha experiencia en el uso de armas de fuego. Pero, aunque jugara horas y horas en un simulador de carreras de coches, no estoy tan loco como para subirme luego a un fórmula uno y ponerme a correr. La castaña sería segura.
¿No habrá esta misma diferencia entre disparar con una pistolita de videojuego, y hacerlo con un arma de verdad? Porque con un simple 9 corto, lo difícil no es ya hacer puntería, sino evitar que el brazo pegue un brinco con el retroceso, cosa que ocurre inevitablemente si no se está acostumbrado.