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lunes, 14 de septiembre de 2009

SOBRE LA IMPIEDAD.

La del señor Anselmo Álvarez, que se dice abad de la basílica del Valle de los Caídos, y que -informan El Nuevo Alcázar y El País, al que cito para que no digan, entre otros periódicos- ha escrito una carta al ABC -cuyo enlace omito, puesto que no los mantienen disponibles mas que un poco tiempo- en la que dice que el funeral en memoria de José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco no se volverá a celebrar.
El señor Álvarez ha decidido que, en aplicación de la ley de memoria histórica, la memoria litúrgica de los aniversarios de Franco y José Antonio, se efectuará durante la misa conventual del día 20 de noviembre; y que el día 3 de noviembre los monjes celebrarán un funeral por todos los caídos.
Esto de rezar por todos los caídos -por mucho que el señor Álvarez no lo sepa- ha sido la norma desde el principio del Valle de los Caídos, y testigo soy de ello desde 1979 al menos. Si el señor Álvarez no está de acuerdo conmigo, que me llame mentiroso y allá veremos.
Es más: si no mal recuerdo, este mismo señor Álvarez -salvo que haya relevado recientemente al abad que hubiese en 2005- dijo esto mismo en la Misa del citado año, sin que ninguno de cuantos asistíamos protestásemos por ello, y también soy testigo.
En cuanto a no celebrar funerales por los difuntos, el señor Álvarez parece inclinarse a la norma de muchos clérigos que niegan sacramentos según sus personales simpatías. Ignoro si entre sus competencias o incompetencias figura la de seleccionar a los solicitantes de misas funerales, acaso en virtud del pedigrí democrático que presenten, o del antifascismo rampante que exhiban.
Pero, señor Álvarez, flaco favor hace a su Ministerio negando funerales a los muertos; a su monasterio, negando como Pedro a quien lo fundó; a la Iglesia, negando el pan del recuerdo y la sal de la oración a los católicos que lucharon por Dios.
Flaco favor se hace a sí mismo, señor Álvarez, cediendo al miedo, al complejo, al qué dirán y a la cuenta corriente.
Dios no se lo tenga en cuenta, porque yo si se lo tendré.